El Jaraiz nació en el verano de 1996 como una iniciativa surgida como respuesta a una inquietud que rondaba por las cabezas y el ánimo de unos hijos pródigos de Oseja. Unas personas cuyo denominador común era el origen de sus raíces, al que regresaban con mayor o menor asiduidad según sus circunstancias personales, y el dolor o la angustia que les producía ser conscientes del agónico final que se cernía sobre el mundo que los vio nacer, no estamos hablando del fin de una raza o una civilización, pero sí de la extinción de unos usos y costumbres, de una forma de vivir y de afrontar la tarea de llegar a viejos sacando la familia adelante.